Un devastador temblor de magnitud 7.2 sacudió el sur-este de Taiwán, dejando tras de sí un rastro de caos y destrucción. Edificios se desplomaron, carreteras se agrietaron y el pánico se apoderó de la población. Los servicios de emergencia y su población trabajaron incansablemente para rescatar a los atrapados entre los escombros y proporcionar ayuda a los heridos. Las redes sociales mostraban imágenes muy fuertes en donde personas como transmitía lo que sucedía en ese país. Un temblor que no ha sido viste en Taiwán por décadas. En una reunión en el Centro de Operaciones en Emergencias la Presidenta del país Asitivo Tsai Ing-wen dijo que su gobierno necesita ampollar y que movilizará a las fuerzas armadas para allí dar a la población, y agregó que los gobiernos locales y federales necesitan trabajar juntos para lograr mejorar el país para minimizar el impacto de tal desastre que se vivió durante el temblor de Hualien.